miércoles, 10 de marzo de 2010


No dejen de mirarme.

Soy como un bichito. Un bichito que camina por mi pared y lo estoy mirando ahora. Parece que sabe a dónde va pero de pronto cambia de dirección y sigue por otro camino con la misma convicción que antes. Si tuviera un lápiz haría lo que Juan Manuel quiso hacer un día en la pared de mi living siguiendo a una cucarachita pero no me atreví a dejarlo porque hacía menos de un mes que había pintado mi casa.

No dejen de mirarme.

La pared sigue blanquísima. Hubiera quedado lindo el caminito de cucarachita dibujado en la pared. El bichito no sabe a dónde ir. Si miro para otro lado un momento y vuelvo a mirar la pared lo tengo que buscar porque no hay forma de adivinar para dónde fue.

No dejen de mirarme.

¿Dónde estás ahora, bichito? No lo encuentro.

No dejen de mirarme.

El bichito no está más, y yo tampoco.