miércoles, 28 de abril de 2010


El martes 20 de abril asistí. Fui a escuchar a Seba Rubin a Le Bar (lugar bastante agradable por cierto, a pesar de la solapada antipatía y el evidente desgano del personal).

Es la tercera vez que lo escucho en vivo y cada vez me gustan más sus canciones. Tiene un buen gusto y una sutileza notables, sin ser ni una pizca de pretencioso. No hay vicio más detestable en un músico que el de ser pretencioso.


La primera vez que lo escuché fue en el CCRojas, en el marco del ciclo Molotov. Tocó ahí en el hallcito, en la puerta de la sala en donde después tocaría Reverb (banda que me hipnotizó). Yo estaba adelante tomando un café en el bar, y lo escuchaba bastante mal desde ahí. Terminé mi café y me acerqué a ver quién cantaba, y ahí estaba el inconfundible Seba Rubin, sentado empuñando la guitarra junto a una mesita que exhibía sus trabajos discográficos. Y Rubin se prestó a que el público le pidiera canciones, complaciendo parcialmente los deseos de todos.

Yo me senté a un costadito para verlo más de cerca y porque usaba de atril un pie de una guitarra y me daba miedo de que se le cayera todo, asi que me senté ahí para auxiliarlo rápidamente en caso de una emergencia.

Y me dio pena que terminara de cantar porque me gustaban las canciones que cantaba.


La segunda vez fui a un bar que no me acuerdo el nombre, en el centro. Tocaba con Bulnes, banda que no me gustó pero ahora no me acuerdo por qué. Ese día fui con Adeline y creo que fue la última vez que salimos juntas a algún lado.

Había sido el cumpleaños de Rubin y yo le llevé de regalo el CD de mis amigos de La Pucha! Tango en Guitarras porque a mi me gustan mucho y quería regalarle algo lindo. Y también le regalé una bailarina de papel que hice ahí en homenaje al video de Lo que ves es lo que hay, pero seguro que la bailarina no existe más; era frágil y olvidable, como la mayoría de las bailarinas.



Yo lo miro y lo escucho y me dan muchas ganas de conocerlo, de ser por lo menos su amiga, de aprender a hacer buenas canciones y de seguir escuchando sus buenas canciones.


Déjenme idealizarlo un poquito mientras pueda; la existencia de músicos como Seba Rubin nos pone a todos de muy buen humor.